MILA y el desafío privado en emprendimiento
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Andrés Meirovich
Ha pasado un mes desde la última columna y el estado del país es más o menos similar que hace 30 días atrás. Cifras pobres, desconfianza y escándalos que nunca terminan. Creo que es hora del mea culpa total, que la justicia haga su trabajo y dar vuelta la página para mirar hacia el futuro. Nos estamos farreando otro año sin un crecimiento relevante al no poder hacer cosas en paralelo.
Sigo convencido de que la educación y el emprendimiento deben ser nuestro caballito de batalla de aquí en adelante si queremos lograr el desarrollo. En anteriores columnas hemos destacado a Corfo como actor relevante en el proceso de financiamiento de empresas en etapas tempranas, ya sea mediante subsidios o apoyo a la creación de fondos de inversión. También hemos reconocido que estos programas son destacados a nivel internacional por su diseño e impacto y comentamos potenciales mejoras a esos programas.
Hoy es tiempo que los privados pongamos de nuestra parte. Una de las grandes problemáticas que tenemos es que nuestro mercado es muy pequeño. Eso es un hecho innegable que nos afecta. Somos un mercado pequeño, lejos de los mercados potentes, con poco deal flow y una industria nueva.
Si a eso le sumamos que los fondos de etapas tempranas que operan actualmente en Chile tienen muy poca comunicación y cooperación entre ellos, más difícil es aun. Somos pequeñas islas independientes que, aunque con muy buena fe, tratamos de dar nuestro grano de arena.
Actualmente existe la ACAFI, pero en términos prácticos las administradoras que manejan fondos para empresas en etapas iniciales tienen poca representación dentro de sus miembros.
A su vez, es clave la unión con otros mercados que están viviendo el mismo proceso que Chile. Así como el MILA logró unir a los mercados bursátiles latinoamericanos más importantes (Chile, Colombia, Perú y recientemente México), es fundamental que se forme una asociación de fondos en etapas tempranas que logre aunar mejores prácticas, criterios similares, traspaso de información, iniciativas e inversiones comunes y un sinfín de servicios alineados con el objetivo de crear un gran mercado de empresas con potencial de crecimiento que puedan ser objetivo de inversión por parte de fondos latinoamericanos, para atraer a fondos de Estados Unidos o Europa para seguir acrecentando el ecosistema y para abrirles el mercado de sus productos o servicios.
Como es comúnmente dicho, para los emprendedores el acceso a financiamiento y a mercados es lo que hace la diferencia entre el éxito y el fracaso. Esa es la gran diferencia entre los mercados desarrollados y nosotros. Necesitamos convencer a más inversionistas que estén dispuestos a aportar y creo que sofisticando el modelo les da más opciones para diversificar su portafolio.
Los países del MILA constituyen un mercado de casi 220 millones y con una cobertura de casi toda Latinoamérica. Las culturas son muy similares y el potencial de impacto es importante.
Sería un primer paso para empezar a competir seriamente contra Boston, San Francisco, Nueva York y Londres.